La encíclica Dilexit Nos es una invitación al amor humano y divino desde el corazón de Jesucristo. Es toda una respuesta del Papa Francisco ante los escenarios de polarización y confrontación que comienzan a surgir en todo el mundo. Esta enseñanza del Papa también encuentra su aplicación en los entornos educativos:
- Educación desde el amor y la cercanía: La devoción al Sagrado Corazón invita a los educadores a ser reflejo del amor humano y divino de Cristo. Esto implica crear un ambiente donde el respeto, la comprensión y la empatía estén presentes en cada interacción, fortaleciendo la relación entre educadores, estudiantes y familias.
- El Evangelio como fundamento educativo: Entender la devoción al Corazón de Cristo como “síntesis del Evangelio” significa que la educación debe ir más allá de los conocimientos académicos, integrando valores evangélicos como la compasión, el servicio y el respeto por la dignidad de cada persona. Este enfoque ayuda a formar no solo mentes, sino también corazones.
- Compromiso con la misión y el servicio social: La vocación educativa es también una misión de servicio y de transformación social. Inspirados por el amor de Cristo, educadores y estudiantes son llamados a servir en sus comunidades, fomentando proyectos de solidaridad, apoyo a los más necesitados y trabajo en equipo, y promoviendo el sentido de responsabilidad social.
- Fomentar un ambiente fraternal y cooperativo: En un mundo de creciente individualismo, la escuela se convierte en un espacio donde los lazos fraternos y la colaboración se valoran como pilares esenciales. La devoción al Sagrado Corazón inspira a los estudiantes a ver en sus compañeros “hermanos” con los que crecer y aprender juntos, superando las diferencias y construyendo una verdadera comunidad educativa.
- Formación en la empatía y el consuelo mutuo: Al igual que en la devoción al Corazón de Jesús, que busca consolar y ser consolado, la educación puede fortalecer en los jóvenes la capacidad de empatizar, apoyar y consolar a quienes lo necesitan. Esto implica desarrollar en ellos habilidades para escuchar, acompañar y ofrecer apoyo emocional, construyendo así una escuela donde todos encuentren apoyo en los momentos difíciles.