Cardona explicó la fundación de la «Comunidad de Oración Amigos en Jesús Jerome Lejeune». Un espacio abierto a niños y mayores con discapacidad intelectual y a cualquier otra persona que quiera formar parte de ella.
La comunidad lleva el nombre de Jerome Lejeune gracias al permiso que le han dado su viuda y el postulador de su Causa de canonización. «Es un homenaje al descubridor de cinco alteraciones genéticas, entre ellas la del síndrome de Down, y es una pena que actualmente sea un gran científico al que han silenciado».
En respuesta a las inquietudes de algunos padres y madres que enfrentaban barreras para que sus hijos con discapacidad recibieran los sacramentos, se fundó la Comunidad de Oración Amigos en Jesús Jerome Lejeune. Esta iniciativa reúne a personas con y sin discapacidad una vez por semana para media hora de catequesis y oración. Nacho destacó que esta comunidad variopinta es un espacio donde todos, sin importar sus capacidades, tienen algo que aportar.
Nacho compartió cinco valiosas lecciones que ha aprendido al trabajar con personas con discapacidad:
- La imperfección es parte de la humanidad: Las personas con discapacidad nos recuerdan nuestra fragilidad y nos ayudan a vernos como verdaderamente somos.
- La dependencia como acto de confianza: Aunque anhelamos independencia, todos dependemos de alguien. La relación con Dios también implica esa confianza filial.
- El amor como base de la existencia: «Soy amado, luego existo», dijo Nacho, recordando cómo el amor es el fundamento de la vida humana.
- La mirada de la infancia: Aunque no son «niños eternos», las personas con discapacidad conservan una inocencia y una capacidad de asombro que nos conecta con el Evangelio.
- El abandono confiado: En el misterio de la fe, la confianza plena en Dios supera la comprensión intelectual.