El 8 de diciembre se conmemora la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, un dogma proclamado en 1854 por el Papa Pío IX. Este dogma afirma que María fue preservada inmune del pecado original desde el momento de su concepción, en atención a los méritos de Jesús. Es una celebración de la pureza, el amor y la gracia de María como madre de Dios y madre nuestra.
Para preparar esta gran fiesta, muchas personas participan de la Novena de la Inmaculada, que inicia el 30 de noviembre y finaliza el 8 de diciembre. Esta práctica de amor a la Virgen María busca profundizar en la relación con Ella a través de la oración y de pequeños encuentros con Ella durante el día o cuando lo necesitemos. Esta tradición puede ayudar a fortalecer la unión con Dios a través de la Virgen.
Algunas ideas para vivir la novena de la Inmaculada:
María es la «llena de gracia» (Lc 1, 28), un modelo de pureza, humildad y entrega total a Dios. En palabras de San Josemaría: «A Jesús siempre se va y se vuelve por María». Esta solemnidad nos invita a mirar a la Virgen como un ejemplo de cómo vivir nuestra fe en lo cotidiano, con confianza y amor.
La Fiesta de la Inmaculada Concepción es más que una fecha en el calendario litúrgico; es una invitación a mirar a María como nuestra madre y modelo, y a acercarnos más a Jesús a través de ella. Participar en la novena y en la solemnidad del 8 de diciembre es una manera de fortalecer nuestra relación con Dios, con los demás y nuestra fe.
Fuente: Opus Dei
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