ENTREVISTA
ENTREVISTA
Don Pepe nació hace 54 años en Carabanchel, Madrid, en el barrio de Lucero. Allí vivió su infancia y juventud, hasta que ingresó en el seminario de Madrid, se ordenó sacerdote en 1999. Antes de ello, empezó a estudiar la carrera de Historia, pero no la terminó porque el “Señor se cruzó de por medio”. Su camino en la Iglesia ha sido gradual. Comenzó su labor en Arenales Carabanchel hace 8 años, y posteriormente surgió la necesidad de cubrir el puesto en el colegio Cambrils. Antes de eso, trabajó en Rumanía, en una casa de las Hermanas de la madre Teresa, en un barrio donde tuvo su primera experiencia con personas con discapacidad intelectual y física.
Autoría: Pilar Miguel | Arenales Red Educativa
07 de octubre de 2024
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¿Cómo fue tu proceso de preparación para ser el capellán de un colegio de educación especial?
En realidad, no tengo una formación oficial como psicólogo o pedagogo, he sido muy autodidacta. Soy sacerdote e intento hacer las cosas de la mejor manera que puedo pero fundamentalmente he aprendido mucho de los profesores y de los profesionales del colegio. También intento leer y formarme por mi cuenta pero no tengo mucho tiempo. Con el tiempo he aprendido a confiar en los profesionales y a adaptarme a las necesidades de los niños.
¿Qué habilidades o virtudes consideras fundamentales para un capellán que trabaja con niños con necesidades especiales?
En primer lugar no tener miedo a los niños. Recuerdo que cuando estuve en Rumanía, trabajando con chicos con discapacidad, una mujer africana me dijo que notaba que ya no tenía miedo a los niños después de unos días trabajando con ellos, y eso me marcó. Hay que acercarse a ellos con paciencia y amor, entendiendo que cada niño es diferente y tiene su propio ritmo.
Tratarles como lo que son, niños: no le puedes pedir como un adulto y no le puedes pedir ni más ni menos.
Otra habilidad es la de sacar todo lo que puedas de ellos, no pretender que hagan lo que tu quieres.
Por último, tener en cuenta que siempre está Dios e intentar ser el menor obstáculo posible a la acción de Dios.
¿Cómo adaptas el mensaje del Evangelio para que sea accesible y comprensible para estos niños?
¿Por qué hay que adaptarlo? No hace falta adaptar el mensaje del Evangelio sino facilitarles la comprensión. El Evangelio es abstracto, y conceptos como Dios Padre o el Espíritu Santo pueden ser difíciles de entender para ellos. Por eso, uso imágenes, juegos y actividades que puedan tocar y ver. Por ejemplo, tengo una baraja de cartas con personajes de la Biblia, y trabajamos mucho con imágenes de Jesús y la Virgen. Todo debe ser muy táctil y visual para ayudarles a conectar.
Todo el material que hay en Cambrils lo compartimos con distintas asociaciones y con la diócesis. Participamos en la mesa de la discapacidad, preparando un material de catequesis para estos chicos y otras iniciativas.
Y lo más importante es darles tiempo para que vayan comprendiendo poco a poco y lo vayan asimilando.
¿Qué tipo de actividades realizas con los niños? ¿Cómo son esas experiencias para ellos?
Celebramos la Santa Misa una vez al mes con los alumnos del colegio, desde los más pequeños hasta los mayores. Además, todos los viernes hacemos actividades de capellanía. Vamos en grupos pequeños a la capilla, donde exponemos el Santísimo. Con los más pequeños estamos solo unos minutos, y con los mayores pasamos más tiempo. A los niños les encanta darle un beso a Jesús, es un momento de mucha conexión para ellos. También preparamos a los niños para los sacramentos, como la Comunión, la Confirmación y la Confesión, según las solicitudes de sus padres.
¿Has encontrado algún reto particular al compartir la fe con estos niños y sus familias? ¿Cómo los has superado?
Cada uno de los niños es un desafío. Las familias de Cambrils tienen un plus especial, a todas se les ha ofrecido abortar y han apostado por la vida de sus hijos. Muchas de las familias buscan este tipo de colegios donde se pueden acercar a Dios.
Uno de los retos más grandes es que algunas familias no creen que sus hijos sean capaces de entender o vivir la fe. Hay que recordarles que sus hijos también pueden acercarse a Dios. Muchos padres dudan y no creen que sus hijos puedan participar en la Misa o en los Sacramentos, pero con paciencia y amor, les demostramos que sí pueden. Al final, todo es cuestión de fe y de querer intentarlo. Por eso este curso vamos a proponer trabajar con las familias.
¿Cómo logras conectar con los niños y que ellos conecten con Dios?
La clave es quererles mucho y recordarles que Dios les quiere mucho. A veces, solo necesitas estar presente y acompañarles. Por ejemplo, recuerdo un niño que un día, sin que nadie le dijera nada, se fue solo a la capilla a rezar. Estuvo allí el tiempo que quiso, y eso fue un momento muy especial para él y para nosotros. Lo que tengo claro es que yo no lo logro, lo logra el Señor.
¿Qué has aprendido de ellos en este proceso?
He aprendido a dejarme cuidar por Dios y se que nos sigue cuidando a cada uno. He aprendido que estos niños son capaces de cosas que a veces ni ellos ni sus familias imaginan. No son ángeles, como a veces se les idealiza, pero tienen una capacidad de querer y de conectarse con Dios que es sorprendente. Son niños, con sus propias dificultades y alegrías, pero al final siempre nos recuerdan que Dios está con nosotros.
¿Has tenido experiencias que te hayan marcado en Cambrils?
Podría decir todas pero pienso que cada vez que celebramos la Eucaristía es un momento especial. Ver cómo los niños se acercan a Dios, aunque luego se les olvide en tres días, es un gozo. Una vez, una familia me pidió que preparara a su hijo para la confirmación. No sabían si lo lograría, pero al final lo hizo, y fue un momento muy emocionante para todos.
¿Qué misterio hay detrás de una persona con discapacidad?
No sabría decírtelo, tampoco me lo planteo mucho porque son personas, con nombre y apellido. Tener una discapacidad no le hace mejor ni peor que otros.
Siempre digo que nunca he encontrado un pasaje del Evangelio que diga que quien cree en Dios no le pasará nunca nada malo pero sí que hay un pasaje que dice el Señor: “estaré siempre con vosotros”. Sea cual sea la circunstancia nunca dejará de estar con nosotros.
Siempre les repito: “Dios te ha creado perfecto, no tienes taras, estás hecho a su imagen y semejanza: eres bueno, bello y verdadero”
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